10. Patricia Aguilar y el control mental online: atrapada en la secta. 6q3o1h

Perú, 2018. En lo más profundo de la selva amazónica, un grupo de policías avanza con sigilo.

Buscan a una joven extranjera desaparecida. No es una fugitiva. Ella es una víctima. La encuentran.

Está muy delgada, desorientada. Sostiene a su bebé en brazos. Convive con varios niños más. A escasa distancia de allí, el gurú es arrestado sin oponer resistencia. Su templo, un campamento precario.

Su poder, el aislamiento y la manipulación psicológica. Patricia Aguilar desapareció un año y medio antes en España. Pero no fue raptada. Se fue sola. Convencida por un falso profeta con quien ó por internet. Quien le prometió un nuevo mundo después del apocalipsis que estaba por llegar. No hubo violencia visible. No hubo cadenas.

Pero hubo algo peor. La manipulación mental, lenta y constante. Hoy, Patricia está de nuevo con su familia y tiene una historia que contar. Una historia donde nadie muere, pero donde ella casi pierde su identidad. Este no es el argumento de una película de terror psicológico, sino una historia verdadera. Este es un caso que va más allá del true crime.

Toca a los mecanismos del poder psicológico, la vulnerabilidad emocional y los peligros que habitan tras las pantallas. Hoy, en Crónica Delirio, viajamos a las entrañas de una secta coercitiva para entender cómo Patricia Aguilar, una adolescente española, fue captada por un líder que se hacía llamar el enviado de Dios. Y cómo, gracias al esfuerzo incansable de su familia, logró regresar del delirio.

Las sectas ya no necesitan túnicas, templos o rituales satánicos para existir. En el siglo XXI muchas se ocultan a plena vista. En foros de internet, en canales de YouTube o en grupos de WhatsApp. Ya no prometen el paraíso a cambio de tu cuerpo. Ahora te ofrecen respuestas cuando estás emocionalmente roto. Las nuevas sectas son más limpias, más silenciosas.

No te capturan por la fuerza, sino que te envuelven con un mensaje cuidadosamente construido.

Tú eres especial, ellos no te entienden, yo sí. La captación digital ha multiplicado el alcance de estos grupos. Ya no necesitan encontrarte en la calle y te buscan donde eres más vulnerable en tu pantalla. En momentos de duelo, soledad o crisis existencial todos somos susceptibles, porque las sectas no sólo reclutan, seducen. Y muchas veces la víctima no sabe que está atrapada, hasta que ya es demasiado tarde. Patricia Aguilar fue una de esas personas. Una adolescente inteligente, sensible, que vivía un proceso de duelo y que cayó poco a poco en una red tejida con palabras.

Pero ella no fue la única. Y lo más inquietante es que en esta era digital nadie está del todo a salvo.

Además no existe un perfil concreto de víctimas de sectas. En según qué circunstancias cualquier persona puede verse envuelta. Es cierto que la adolescencia está considerada una franja de edad en la que hay un mayor riesgo de ser captado por una secta, ya que si bien les consideramos nativos digitales no llegan a ser conscientes de estos peligros, por lo que es necesario acompañarlos en el uso de las tecnologías y ayudarles a poner límites. Sin embargo también hay perfiles de riesgo en adultos que tienen que ver con personas en situaciones vitales complejas, tales como duelos, desapariciones, soledad o vulnerabilidad. Tampoco es un problema aislado. Expertos e investigadores estiman que cerca del 1% de la población occidental...