51: Sánchez en chándal 5o5o3y

Diario de mi cuerda, año 72 después de Sánchez, miércoles 14 de Rubalcaba, son las 2 y cuarto de la tarde y me dispongo a abandonar mi solución habitacional compartida una vez finalizado el aplauso de las dos.

Me despido de mi compañero de habitación, Mohamed Yusnavi, en el mestizaje está nuestra fuerza.

Hasta el aplauso de las ocho tengo tiempo de hacer algunos recados, me dirijo a la estación de metro de Óscar Puente de Vallecas, hay que tener cuidado en estos trayectos, la ultraderecha sigue acechando, mientras espero mi tren, las pantallas catódicas de la estación informan con orgullo que los retrasos se han reducido de cuatro a tres días, desde que se decretó la semana laboral de 42 minutos los servicios han decaído un poco.

Me gusta mucho viajar en el metro, aunque es un trayecto corto de apenas tres horas y que los asientos fueron abolidos por neoliberales, es un tiempo que aprovecho para escuchar mis podcasts favoritos, me gustan mucho los de historia, especialmente aquel en el que Nieves con costrina cuenta como tierno galván ondeó la bandera LGTB en el Reichstag aquel mayo de 1945, definitivamente eran otros tiempos.

La megafonia del vagón anuncia los resultados electorales a la alcaldía de la Villa de Madrid, donde el candidato oficialista ha cosechado un 162% de los votos, se hará definitivo una vez se cuente el voto por correo, la oposición está tolerada, no hay ningún problema, puede reconocerlos en el vagón porque elevan las cejas levemente ante noticias de este tipo, intuyen alguna irregularidad a pesar de que la constitución no prohíbe expresamente la violación de las matemáticas, la verdad es que no tienen mucho margen de maniobra desde que el protocolo de Kioto abolió los manifiestos en nombre del planeta, llego a mi destino y la megafonia de la estación nos alegra la tarde con buenas nuevas, el IRPF se subirá 72 puntos para financiar al rey de Marruecos la compra del primer coche nuclear que funciona con fosfatos, me hace sentir bien el formar parte de algo, al fin y al cabo vivir en el primer estado sin nación de la historia no está tan mal, sinceramente me gustaba más el nombre antiguo, Indra presenta peso a Irlandia, no sé, no termina de gustarme.

Oye, ¿queréis que os cuente un bonito cuento de superación? A verlo, adelante.

Sabía una vez una joven muchacha, érase una vez que se era, un ogro con peluca, que una amiga de este ogro le vendió una casita, una casita en un pequeño pueblo cántabro de menos de mil habitantes llamado Vega de Paz, esta ogra llegó allí y dijo que bonito este pueblo, lo que le falla a este pueblo es que el alcalde lleva empalmando varias mayorías absolutas y esto no puede ser, y entonces se presentó a las elecciones en una lista ella, en una lista del PSOE por lo que sea, y coincidió que justo esa vez en ese pueblo de menos de mil habitantes donde nadie estaba fuera del pueblo, el voto por correo que históricamente había rondado el 1% en ese pueblo de pronto pasó al 20% justo en esas elecciones, y además resulta que parece ser que todos los votos que venían por correo que se echaron en la urna con los demás como funciona el voto por correo, pero no se mezclaron, entonces se vería que los últimos, los que quedaban arriba, los que