Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Podcast El Programa de Sita Abellán
Esto es un fragmento de un episodio exclusivo. ¡Escúchalo completo apoyando a este podcast!
EPSA is Burning S24 E07

EPSA is Burning S24 E07 632843

22/5/2025 · 02:35:52
55
5k
Podcast El Programa de Sita Abellán

Descripción de EPSA is Burning S24 E07 472i2c

La Ganga canónica se reúne a horas intempestivas en los Estudios Romanones, y reciben a Anajú Bicho, que está en Madrid ultimando los flecos del gran estreno de su Show Quinceañera, del que avanza multitud de detalles en este episodio. Además, Anajú Belcebú viene con la IA trabajada desde casa, lo que no quita que trabaje con ella también en directo. Al final aparece un invitado sorpresa, que viene además con un ser vivo que acaba de recoger de la calle. El verano ya asoma, más tardío que nunca, amenazando con resarcirse por estos días de retraso. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/30132 6v15e

Lee el podcast de EPSA is Burning S24 E07

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Conocí a mi marido hace 4 años, cuando fui por primera vez a Dubái.

Él me había visto por redes sociales y cuando vió que estaba allí me escribió.

Él tenía 23 años y yo 19.

Y chicas, este es un recuerdo como si fuera ayer, yo nerviosa que estaba asomada en el balcón esperando a que llegase.

Llego en un Tesla blanco y cuando se bajó del coche me quedé realmente impresionada de lo guapo y lo tímido que era.

Recuerdo que llevaba ropa de deporte porque venía de entrenar y sinceramente la primera impresión que me llevé es que era un chico súper normal.

Me llevó a cenar a un mexicano y ahí fue nuestra primera cita.

Esa noche sentimos una conexión súper fuerte, pero se acabaría rápido porque él se iba a Londres y yo a Madrid.

A pesar de la distancia, seguimos en o y después de unos 6 meses me invitó a Dubái.

Yo acepté la invitación, pero por desgracia no pude ir porque me ingresaron en un hospital y estuve varios meses enfermo.

Pero por suerte me recuperé y cuando estuve preparada me invitó a Londres.

Al principio simplemente surgió una amistad, pero rápido surgieron los sentimientos.

Pero por culpa de nuestras vidas tan distintas y complicadas, jamás nos planteamos nada de espero.

Siempre he tratado de comprender su situación y ser paciente porque le amo.

Pero últimamente nada es lo mismo.

Cuando nos conocimos él se sintió orgulloso de mí, pero con el paso del tiempo siento que se ha logrado.

Me estoy dando cuenta de que merezco que me dé mi lugar y que no me oculte ni a su familia ni a sus amigos.

Que no soy la amante de nadie para tenerme escondida.

Y sé que ellos saben perfectamente lo que él y yo tenemos.

Y sé que en muchas ocasiones la han hecho elegir, cosa que yo nunca he hecho.

Porque si ambos sabemos lo que tenemos y lo que sentimos, ¿por qué lo tenemos que esconder? No soy tu madre para estar detrás de ti, para levantarte cuando te caes.

Y que me merezco a alguien que más quede para un café, que le ha sobrado a la cafetera, que me ha extraído la leche y me lo ha llevado a la cama.

Parece que fue ayer cuando nos conocimos.

Esa conexión que sentimos desde el primer segundo.

Para ser sincera me asusté.

Parecía un espejismo de algo que ya había vivido antes.

Me daba miedo volver a enamorarme.

Dicen que solo hace falta medio segundo para enamorarse, pero contigo no me hizo falta ni un cuarto.

Porque ese día que te volví a ver después de dos años, tú con tus gafas, tu chaqueta de cuero y los dos con las mismas zapatillas de Versace.

Llevabas esa camiseta blanca que te dejaste en mi casa la penúltima vez y que te devolví como si fuera solo una prenda cuando en realidad llevaba contigo un pedazo de mí.

Me da mucha rabia haber dejado que te fueras la primera vez.

Todo por inseguridades y por estar ciga con alguien que en tres años no me hizo sentir ni la mitad de lo que tú me hiciste sentir en dos días.

A veces pienso que ni tú entendías lo que sentías, como aquella primera vez en la que casi se te escapa un te quiero y ambos fingimos no haberlo visto.

Porque en el fondo sabes que nunca vas a encontrar a ninguna que maneje la brocha igual que tú.

Eras tú quien me hacía sentirme guapa cuando me daba vergüenza soltarme el pelo.

Tú que te dejabas hacer las tapas por primera vez sentado en el sofá conmigo encima riendo.

Y también tú que me abrazabas por detrás mientras cocinaba tus chuletas jamás.

Gracias por hacerme sentir especial, por devolverme la seguridad que pensé que me habían robado.

Gracias también por adaptarte a mí, por enseñarme tus canciones, por animarme a cumplir mi sueño.

Por eso no entendí por qué quisiste que cambiara y tú me conoceste.

Porque sentirme segura de mí misma no significa que busque la barra.

Yo era feliz contigo.

Me quedo con ese lado tuyo dulce y cariñoso y que me lo muevas.

Y aunque te hayas ido, aún guardo la esperanza de que el destino vuelva a cruzarnos.

Ahora estoy soltera, pero todavía no sé si decir si estoy divorciada o estoy duda, porque contigo no hubo un final.

Simplemente un silencio que lo dijo todo y desapareciste.

A veces pienso que te moriste, porque la persona que conocí ya no está.

Siento que nunca me quisiste y que todo era una mentira.

Una historia que solo yo he estado viviendo.

Una de las cosas que más me duelen es ver cuántos chicos han pasado por mi vida y que han podido ser ellos mismos conmigo, al igual que yo con ellos.

Ese sentimiento que sabes que es real, que algo que escondan al mundo solo lo compartan contigo, o es que simplemente son unos chasers.

Sentir la vulnerabilidad y debilidad ante esa imagen de dureza y masculinidad, pues que quieres que te diga, pero te hace sentir especial.

Bueno, nos hace sentir especiales.

Porque amor, estoy muy segura de que no te habías visto en otra igualdad.

Y es que te quedé grande.

Y después de haber estado ahora yéndome loca durante todo el ramadán y esas últimas tres semanas también, como podéis ver, ya he hecho de todo para tratar de mantenerme distraída.

Hoy mi marido, bueno, ex-marido, había quedado en llamarme.

Una parte de mí, la tonta, la nostálgica, esperaba tu llamada, tu ilusión, porque pensó que ibas a aparecer.

Y que ibas a decir, oye, lo siento, me equivoqué.

Pero no, nunca viniste.

Y como no viniste tú, vino la rabia.

Y con ella, el martillo.

La verdad que tiene algo profundamente simbólico.

Como si cada ladrillo que cae, cayese una parte de lo que fui contigo.

Me he pasado la vida rompiendo muros, pero no de esos que se tiran con un martillo.

Muros invisibles, de prejuicios, de miradas, que pesan más que el cemento.

Muros que esta sociedad ha levantado contra las que, como yo, no encajamos en su mundo.

Y es que los primeros días desde que te fuiste, fueron una pesadilla.

Dormía cinco horas, cuando dormía.

Me despertaba en papada y sudor, con la almohada llena de pensamientos que ya no podía decir.

Mientras renovaba el dormitorio, andaba 22 kilómetros al día, intentando cansarme, intentando no pensarte.

Pero ni con los pies rotos, logró dormir.

Y es que la ansiedad se me escapaba por la piel.

Pero estaba en forma de dermatitis en los brazos del cuello y las piernas.

Y sí, era desgazado.

Pero no por estética.

Es que ni el hambre me quería hacer culpa.

A veces pienso que soy intenso.

Que lo mío es demasiado.

Pero chico, es que prefiero...

Comentarios de EPSA is Burning S24 E07 4s6p6e

Apoya a este programa para poder participar en la conversación.
Te recomendamos
Ir a Mundo y sociedad