PepeYanki#1678: La resiliencia de los Edmonton Oilers 2e1c1l

Esto es PepeDiario, Pepe Yankee.

Hola, ¿qué tal? Hoy estamos a viernes 13 de junio del año 2025.

Os hablo desde el barrio de Arguelles, en Madrid, en España.

Yo soy Pepe Rodríguez y este es el programa número 1678 de la sección de Deporte Norteamericano de PepeDiario.

¡Qué apuntito, qué cerquita hemos estado de que se acabara la final de la Stanley Cup! Con 2-1 a favor de Florida en casa, en Florida, en la zona alrededor de Miami.

Con todo el pabellón enardecido y con todo el pabellón presumiendo de los ratas que son ellos, su equipo, de los cabrones, de los sinvergüenzas que conforman esa plantilla, ese equipo que ya ha ganado la Stanley Cup el año pasado y que está jugando su tercera Stanley Cup y que ayer, al finalizar el primer periodo, iba 3-0 en el marcador del partido en concreto y 2-1 en las series, teniendo en cuenta que el tercer partido había sido una demolición de los Edmonton Oilers, sin duda demolición física, sin duda demolición también emocional.

6-1, una paliza de este calibre, la cantidad de goles que había metido Florida Panthers, Florida Panthers, ese equipo que no presume, ni tiene números de gran equipo ofensivo, pero que en todas las series de Playoffs de este año, contra rivales de enorme magnitud, ha habido un partido o dos en los que ha demostrado a ese rival que si quiero, te hago todo el daño del mundo y cuando te hago daño, te goleo.

No soy un equipo goleador, salvo para ti, colega, para ti sí lo soy.

Esa manera de meterse en la cabeza de los rivales que había sucedido en el tercer partido, que había obligado a reevaluar lo que pensamos de la final de la Stanley Cup y también a reevaluar lo que sean o dejen de ser los Edmonton Oilers, un equipo bien diferente en su construcción y en su personalidad.

A los Florida Panthers, pero que con los años ha ido cogiendo callo y colmillos retorcidos también, había que verles en este cuarto partido, a ver cómo se recuperaban de ese mazazo, de esa bofetada. Y tras concluir el primer periodo con un 3-0 en el marcador, con la aparición en Florida de uno de sus mejores jugadores que hasta el partido de ayer apenas había sumado a nivel numérico, porque todos los jugadores que están en una pista de hockey acaban sumando de una manera o de otra.

Y en un equipo tan coral y tan decantado a favor de la defensa y de la dureza como Florida Panthers, todos los patinadores que están en la pista en un momento dado están haciendo un enorme sobresfuerzo defensivo, están haciendo un enorme sobresfuerzo por ganar duelos, por ser más agresivos que sus rivales, por comerse las hostias y las bofetadas y por devolverlas.

Así que aunque no estuviese marcando ningún gol o dando ninguna asistencia, el jugador del que hablo, Matthew Cachac, una de las estrellas, insisto, de Florida Panthers, claro que había visto cómo su presencia en el hielo era relevante.

Pero, además, con dos goles. Dos de los tres goles de Cachac, dices tú.

Vale, están 2-1 abajo en la serie. Tienen este partido en chino mandarín.

Casi todos los primeros periodos de la final están cayendo del lado de Florida.

Pero aquí tienes que sumar el factor emocional, si es que existe.

Si es que Edmonton es un equipo que se va a caer, que se va a hacer trizas, que se va a hacer miguitas de pan, como le ha pasado en años anteriores.

No los últimos dos, pero en años anteriores de este mismo grupo.

Es el momento de quiebre. Es el momento en el que te puedes hundir por completo.

Si no levantas cabeza de aquí, lo normal es que le digas adiós a la copa.

Si encima aparece Cachac y te mete dos goles y sabes que este de talento va sobradísimo, te empiezas a santiguar. ¿Pero qué es lo que se viene? Ahora, ese primer periodo, Edmonton perdido, Edmonton cometiendo faltas tontas, Edmonton quedándose en inferioridad, los dos goles de Cachac son en Powerplay, con un jugador más en el ring.

Todo eso va en contra por completo de lo que estaba pasando en la cabeza y en el alma de los Edmonton Oilers.

Y ahí es donde se produce la resurrección y donde dejamos de lado algo que también sabíamos desde el principio de la serie. ¿Por qué? Porque lo han demostrado ya durante dos temporadas.

Que saben que esta oportunidad no se puede dejar escapar, que saben que esta oportunidad no pasa todas las veces en la vida, que no importa qué esté ocurriendo.

Tú no puedes irte del partido y tú no puedes irte mentalmente de lo que está pasando.

Y ahí es donde Edmonton Oilers nos ha demostrado, no solo que sigue habiendo final de la Stanley Cup, sino que es un equipo construido para estos instantes y para estos momentos.