Crónica en negro 91823

Koldo Losada Atutxa nació en Getxo, Bizkaia el 13 de noviembre de 1960. Conocido actor, había participado en teatro, cine y televisión, siendo en este ultimo medio donde lo conocían por series como Águila Roja , Los Serrano , Amar en tiempos revueltos y El secreto de Puente Viejo, habiendo participado también en Bea , Policías y Cuéntame. Contando con 54 años en el momento de este suceso. Durante la tarde del 19 de noviembre de 2014, unas amigas habían estado de copas en unos bares de la zona centro de Bilbao con la pareja de Koldo, Jon Ezkurdia, pero su comportamiento les había extrañado mucho ya que durante ese encuentro les había reconocido que había matado a su esposo. Al parecer, les comentó que les que había hecho «pin, pin» a Koldo y a Gaston (su perro), que se iba a hacer «pin pin» él también y se iba a «tirar a la basura».

Pinares de San Antón es un barrio perteneciente al distrito Este de la ciudad andaluza de Málaga, que se extiende sobre la ladera sur del monte San Antón y que está rodeado por terrenos no urbanizados de los Montes de Málaga. Alli se encuentra una finca de olivos situada al final del Camino Realengas de Cárdenas. Su propietario caminaba, como cada dia, pero algo le llamó la atención. en el camino una rama rota y rodadas de un vehículo que recreaban un trayecto zigzagueante. Aunque lo que llamó su atención fue que salía humo de un hoyo que había hecho días atrás y donde tenía pensado plantar otro olivo. Cuando estuvo al borde del agujero no dio crédito a lo que estaba viendo. Alli había un cadáver calcinado.

Era la tarde del miércoles 26 de octubre de 2016 cuando Vanessa Ferrer, una joven de 15 años, había vuelto del cine con unos amigos. Vanessa cenaría con su familia pero durante la misma recibiría un mensaje en su móvil. La joven habló entonces con su madre y le pidió permiso para irse a casa de unas amigas y quedarse allí a dormir.

María del Carmen Rivas López, era una niña de tan sólo nueve años a la que familiares y amigos llamaban Maruchi. El miércoles día 16 de septiembre de 1992 tuvo su primer día de clase en el colegio público Manuel Mato Vizoso, de Villalba, en Lugo, en donde estaba estudiando cuarto curso de EGB. Maruchi saldría sobre las dos de la tarde y cogió el autobús escolar que la llevaría de vuelta a casa junto al resto de niños que viven las aldeas cercanas a la suya, durante el trayecto, algunos niños vieron como un coche blanco, un Ford fiesta, los adelantaba a gran velocidad.

Andrés se dedicaba a la albañilería junto a su hijo mayor Jose Antonio, mientras que el segundo, Manuel, estaba empleado como chapista. Antonia Perez, la madre, embarazada de siete meses, se dedicaba a la cocina y realizaba trabajos en la calle por las que recibía unos pequeños ingresos. Piedad, a sus doce años se dedicaba a cuidar de sus otros hermanos más pequeños al tiempo que ayudaba con las tareas del hogar, haciendo de madre y cuidadora aun siendo tan pequeña. Ademas, la pequeña Piedad utilizaba el tiempo que le quedaba para pulir piezas de motocicleta junto a Jesus, Cristina y Manuela. Asi era la vida de esta familia en la que todos colaboraban en mayor o menor medida, pero la mañana del 4 de diciembre de 1965 sucederia una tragedia que nadie esperaba.

Desde que el dia de la desaparición de la niña el sábado, la policía habia peinado la zona en su búsqueda, contrastando testimonios de personas que viven por allí cerca o que pasearan por la barriada de Isla Chica en la que vivía la niña, zona próxima a la prisión. Registrando casas y edificios deshabitados y entrevistando a familiares, amigos y conocidos.

El 03 de abril de 2003, Noelia de Mingo tenía 31 años y vivia con sus padres en el municipio madrileño de El Molar (de unos 4.100 habitantes), sus padres son antiguos propietarios de un restaurante conocido en esta localidad y ella es la mayor de tres hermanos, con un chico y otra chica. Esa mañana iba a ser para el resto de sus compañeros otro dia mas de trabajo, pero Noelia haría que nunca olvidaran este 3 de Abril, ni ellos ni los familiares de las personas que fallecieron aquel dia.

“Hacer la luna o torear la luna”. Este es un término que se utiliza para aquellos aprendices de torero que no disponen de medios para pagarse las clases que les pueden dar la experiencia necesaria para poder conseguir la fama. Manuel Benítez 'El Cordobés', entre otros muchos toreros, aprendieron a torear clandestinamente saltando los cercados de las fincas y enfrentándose a toros y novillos aprovechando las noches de luna llena. Una práctica habitual a principios del siglo XX y tras la guerra civil. Para ellos, esto era una vía rápida, aunque temeraria para aprender el arte de la lidia y dar un salto inmediato para salir del hambre y la pobreza. 'Torear la luna' era una aventura sentimental y poética que parecía haberse perdido con el paso del tiempo, una poesía que no lo era tanto para el ganadero, ya que los toros, una vez los toreaban no eran válidos para la plaza y para el toreo profesional. Los animanles enseguida aprenden a distinguir la figura humana, despreciando el engaño del capote. Toda esta poesía llena de necesidad seria la que, en la madrugada del 1 de diciembre de 1990, llevaría a tres novilleros a entrar sin permiso en Charco Lentisco, una ganadería de la localidad murciana de Cieza, y que les haría perder la vida. La aventura, el sentimentalismo, la poesía del toreo o la inconsciencia de asaltar una propiedad privada para divertirse a la luz de la luna, haría que la vida de tres jóvenes novilleros albacetenses llamados Juan Lorenzo Franco "El Loren" de 25 años, Juan Carlos Rumbo de 20 y Andrés Panduro de 22, acabara la madrugada del último sábado que los verían con vida tras celebrar el santo de Andres en la venta La Esperanza.

El lunes 29 de Diciembre de 2003 Luque y su hija Eva Luque Peinado, de 28, fueron asesinados por la tarde en su domicilio, un chalé unifamiliar situado en la zona de El Mirador de Collado Mediano. Según las noticias publicadas al dia siguiente, las primeras hipótesis apuntaban a que un grupo de atracadores entró en la vivienda y acribilló de seis balazos a Luque y a su hija para robarles. La Guardia Civil, mantenía desde la noche del lunes un hermetismo completo sobre el caso del que se han hecho cargo para realizar las investigaciones que pudieran hacer detener a los autores del doble crimen.

Dionisio Gonzalez Cerezo de 59 años era un hombre tranquilo. Vivia en Zorita, una pequeña localidad de Caceres y junto a el, en esa casa marcada en la puerta con el numero 3 de la calle casaduelas, vivía su mujer, Amelia, de 57 años y 3 de sus hijos, Maria Rosa de 31 años, Marcial de 29 y Dionisio con 28. Ademas, el matrimonio tenia otro hijo, el mayor, Blas que estaba separado y que vivía en Caceres ciudad y otra hija, Amelia, que vivía en el mismo pueblo que sus padres. No hacia mucho que había vuelto de Baracaldo donde había emigrado con su familia en 1987 tras pedir un puesto en el mercado de abasto. Cuando se establecieron en Baracaldo, el Ayuntamiento le ayudó a montarlo y desde entonces había sido su trabajo. Pero las cosas en esa localidad no irían tan bien como deseaban, el padre de Dionisio, al que se habían llevado con ellos, se suicidaría ahorcándose.

Jose Manuel Álvarez Fernández, era un minero leonés de 42 años cuando sucedió esta espantosa historia. Se habia casado y tuvo dos hijos mientras vivian en la localidad leonesa de Caboalles de Abajo. Su matrimonio tuvo una vida normal hasta que un dia algo empezó a ir mal. Un vecino declararía que habia oído que ella habia salido huyendo de esa casa con la única intención de comenzar su vida desde cero sin mirar atrás, no quiso quedarse con la casa ni con el dinero que le ofrecían, no quería saber nada mas de su vida con Jose Manuel, nada mas allá del cuidado y custodia que debía compartir con el por el bien de sus hijos. Quería olvidar una etapa de su vida junto a un drogadicto que la maltrataba. A pesar de eso, ella nunca le denunció y se limitó a poner en manos de su abogado todo lo necesario para proceder a la separación de Jose Manuel. Se trasladó a Degaña, una localidad perteneciente a Asturias, a unos pocos kilómetros de donde habia vivido. Alli encontraría de nuevo el amor en Jorge, un profesor de educación física, durante ese tiempo, Jose Manuel, se habia trasladado a vivir a casa de su madre y dejo de salir prácticamente a la calle y mantuvo la distancia con sus vecinos con los que no mediaba palabra. Jose Manuel tuvo que ser tratado por un psiquiatra por la profunda depresión que cogió tras el abandono de la madre de sus hijos.

Cuando las vidas de los tres protagonistas de este suceso, se cruzaron entre las 18:20 y las 18:40 en una zona denominada Los Pinos, de uso muy frecuente por los bañistas y próxima a una escuela de surf… se desencadenaría algo en la mente de Mario que nadie podía imaginar y que nadie supo explicar. Entre esta hora Mario se encontraba en una duna de la playa junto a una de las torres de vigilancia, mientras Gabino y Mercedes abandonaban el arenal.

Stefan dormía en la calle, en los campos, bañándose en aquellos arroyos que se cruzaban con el por los campos por los que andaba con su fiel amigo, una vara y dos navajas a cual mas afilada, además, en esa mochila negra un carnet de conducir alemán, un llavero con un Cristo crucificado, una fiambrera donde guardaba la comida que iba encontrando, su despensa para el mañana y un reloj de pulsera Casio de plastico. Stefan comia lo que se encontraba, lo mismo le daba por comerse los saltamontes vivos que cazaba entre la vegetación añadiéndoles algún sobre de mayonesa que escondia como un tesoro entre las cosas de su mochila, que aprovechaba los conejos o liebres que habían sido atropellados cuando cruzaban algún camino.

Las víctimas: Antonietta Racano, 45 años Mehdi Belhadj, 15 años Pierre Gérouville, 17 años Gabriël Leblond, 17 meses Claudette Putzeys, 75 años Laurent Kremer, 20 años

Jose Maria Carnero tenia 27 años y era natural de Villalobos. Acababa de licenciarse en Medicina y cumplía el servicio militar en Regimiento de artillería antiaérea de Valladolid. El 8 abril de 1987, por la tarde, mientras estaban haciendo unos ejercicios de tiro comenzaría a llover, por lo que todos los soldados fueron a cobijarse bajo unas encinas tal y como le indicaron sus superiores hasta que pasó la tormenta. Cuando escampó, todos volvieron al campamento, pero a la hora de pasar revista, Jose Maria no estaba presente. En ese momento comenzaron a buscarlo por la zona pero nadie vio nada, Jose Maria habia desparecido y junto a el su fusil con el cargador con munición. Al volver al regimiento comprobaron que en su taquilla se encontraban todos los efectos personales, a excepción de los que podía llevar encima cuando salieron del batallón hacia el campo de tiro.

Rosana Maroto Quintana estudiaba segundo de historia del arte en la universidad de Ciudad Real. Una chica de 21 años, deportista y que, frecuentemente iba a pasear en bicicleta y a practicar footing. La tarde del 25 de junio de 1998, salió de casa en su bicicleta de montaña de la marca Shimano de color verde en dirección a una finca familiar situada en El Peral, a siete kilómetros de Valdepeñas, donde iba a ayudar a su padre a regar. En su macuto, una botella de agua para combatir la sed de ese caluroso dia de verano. La joven nunca llegaría al paraje de El Peral.

Eran las cuatro de la tarde del 18 de junio de 1.993. En el Parque Municipal de Valdepeñas un hombre paseaba en bicicleta. Un paseo que duraría horas, no se sabe cuál era el motivo concreto, pero todo nos lleva a pensar que era un animal en busca de su presa. Cinco horas pasaron hasta que sobre las 21,00 de la noche, se fijó en una pareja que se hallaba en el Parque, la chica, de unos 18 años por aquel entonces se percató de la actitud merodeadora que este hombre estaba teniendo en torno a ellos, por esto, la pareja cambiaria varias veces de sitio, siendo este desconocido persistente hasta que entre las 22,30 y las 22,45 horas, se marcharon del Parque. Cuando salían se cruzaron con Angel Ibáñez, de 24 años era practicante de atletismo, ciclismo y baloncesto, y viajaba cada dos semanas a Valdepeñas para ver a su novia con la que pensaba casarse al año siguiente. Junto a el iba su novia, Sara Dotor, de 21 y que trabajaba como cosedora de cuellos y puños de camisas en una empresa textil. Era la cuarta de una familia compuesta por tres chicos y tres chicas. Estos llegaban al parque después de estar cenando en el Bar Gala, su destino no era otro que un banco en el parque donde suelen acudir los enamorados a abrazarse bajo la luz de las estrellas. Este sería el último momento en el que alguien los vio con vida.

Un caso que fue emitido en tres capítulos y que ahora puedes escuchar en un único episodio en una edición completa de casi dos horas y media de duración y que ha sido reeditada.

Hoy, en crónica en negro, trataremos la primera condena permanente revisable dictada en España. El asesinato de una persona menor de dieciséis años, o se trate de una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o discapacidad. El asesinato cometido tras la comisión de un delito contra la libertad sexual. El asesinato cometido en el seno de una organización criminal o terrorista. La comisión de dos o más asesinatos por un mismo condenado. El asesinato del Rey de España o de un jefe de Estado extranjero que se halle en España. Los crímenes de lesa humanidad. Estos son los casos en el que estado español puede imponer la pena de Prisión Permanente Revisable. Esta pena necesita, para obtener su revisión, que el preso tenga cumplidos íntegramente 25 años de condena como mínimo, siempre en base a la gravedad del crimen, y a partir de ahí se podrá revisar por parte de un tribunal, valorar las circunstancias del condenado en ese momento y decidir si puede obtener una libertad condicionada al cumplimiento de ciertas exigencias.

Ana Elena Lorente Garcia tenia 20 años y era natural de Alora, un pueblo de Malaga. La noche del Sabado 09 de Septiembre salió a celebrar con sus amigos la romeria que allí se celebra cada año durante las fiestas patronales. Aunque ella vivía habitualmente en Malaga con sus padres, pasaban en Álora la mayor parte de los fines de semana junto a sus abuelos. Ana Elena era la mas pequeña de tres hermanos y el Lunes siguiente a su desaparición debía de comenzar sus clases de interpretacion en la escuela de Arte Dramático de Malaga. Además, trabajaba eventualmente en la taquilla del estadio de futbol de La Rosaleda. La ultima vez que se le vería con vida, seria sobre las seis y media de la mañana del Domingo 10 de Septiembre del año 2000. Según varios testigos a esa hora, la joven se encontraba muy cansada por lo que le dijo a sus amigos que volvía a su casa, pero estos le insistieron que no se fuera sola y que esperara un poco, por lo que se dirigió al baño antes de marcharse junto a varias amigas que decidieron acompañarla viendo que no cedia a quedarse mucho mas tiempo en la fiesta. Ana Elena, salió de la carpa en la que se encontraba en dirección al baño… nunca mas regresaría.