Qué tipo de líder eres según tu glándula dominante - Lunes 09 de Junio de 2025 4v1h2s

Bueno, pues seguimos, seguimos con más en este programa y es muy importante todo lo que vamos aprendiendo y todo lo que vamos viviendo.

Y el día de hoy tengo a alguien que ustedes quieren mucho, igual que yo estoy hablando de Cuauhtlarao y él nos va a hablar qué tipo de líder eres según tu glándula dominante, porque aunque no lo creas, pues fíjate como dice Willy Chirino, las hormonas tienen la culpa de todo.

Mi querido Cuauhtl, ¿cómo estás? Muy bien, amiga, muy contento de estar aquí.

Y sí, pues sí, mi maestro decía hormona mata neurona.

Sí, sí, sí, sí, sí.

Entonces hay que hay que tomarlo en cuenta.

A ver, creo, creo que hay que dar un pasito hacia atrás.

Creo que mucha gente sabe que yo me dedico desde el año 2000, o sea que ya 25 años al tema del desarrollo humano.

Y hay mucha gente que me ubica muy concretamente por un modelo que se llama endotipos.

Es un modelo que en resumen dice que todas las personas tenemos un vehículo, un cuerpo, un carrito que tiene un perfil endocrino.

Esto de endocrino significa todas las personas tenemos un perfil hormonal que nos da una serie de tendencias que nos hace más matutinos o más nocturnos, que nos hace más tendientes a ser como muy mentales, muy racionales o más bien muy sensibles, muy emocionales o más bien como muy de acción, muy, muy prácticos.

Además, en estas tendencias hay como ciertos alimentos que nos atraen más ciertos tipos de personas.

Están los talentos que tenemos.

Es decir, hay como una serie de virtudes que vienen acompañando a ese cuerpo.

Entonces ahí está la vocación.

Ahí está el llamado.

Es un modelo que nos ayuda mucho a entender nuestra naturaleza desde ese aspecto de nosotros que siempre nos va a acompañar, porque obviamente hay cosas en la vida que van a cambiar con la vida, con los años, con las experiencias.

Pues nos vamos transformando también evidentemente lo que aprendemos.

Por ejemplo, yo manejo mi dinero, pues a lo mejor como lo manejaban en mi casa, porque así aprendí.

Pero luego tomo el curso de finanzas bíblicas contigo y ahora lo manejo diferente. Entonces, claro, hay cosas.

Me voy a alimentar diferente, usaré mi dinero diferente.

Voy a relacionarme a partir de, no sé, estrategias que voy aprendiendo para comunicarme mejor.

Todo eso está bien. Todo eso es el aspecto aprendido.

Pero hay una serie de cosas en nuestra naturaleza que no son propias, o sea que siempre van a estar allí.

Ejemplo. Yo siempre, desde que recuerdo así en mi infancia más temprana, hay dos cosas que me acompañan.

La curiosidad, siempre he sido curioso, metiche si le quieres decir ahí, pero curioso.

Y la otra es la creatividad.

Siempre, siempre le busco tres pies al gato, siempre le doy la vuelta a las cosas.

Y por ejemplo, tú, Adriana, yo creo que la pasión, la intensidad con la que haces las cosas es algo que siempre está ahí, independientemente de si has cambiado tu forma de entender las cosas, si tus valores han sido diferentes.

Por ejemplo, tú nos has contado que creciste en una familia religiosa, luego un buen rato, como que eso no, ya no te llamó la atención.

Te fuiste más a lo científico, a la psicología, al desarrollo humano.

Y que después regresaste a este aspecto muy espiritual. No está bien.

Mientras todo eso pasaba, la intensidad siempre es lo que no ha cambiado.

Siempre ha estado presente, no siempre ha estado allí.

Me quieres decir que soy intensa? Acaso me estás diciendo algo? Acaso estás descubriendo algo de mí? Exacto.

Puedo decir algo? Puedes? Sí, sí, sí, sí, sí.

Esto, esto que compartes es cierto.

Yo soy intensa en todas las áreas de mi vida, en todas.

Exacto. Yo no, yo no hago algo.

Sin intensidad, o sea, soy intensa para orar, soy intensa para trabajar, soy intensa para hacer algo.

Ayer fui a predicar silado, soy intensa.

Amigas, así eres intensa hasta para enfermarte.

No sabes tener una gripita así chafita, no sabes? No. Oye, eso se debe.

Eso se debe a las alas, a las alas.

Cómo se llama este perfil temperamental? O sea, se debe a que hay ciertas cosas que siempre nos van a contagiar.