Santo Tomás de Aquino - Suma Teológica (Prima: Sustancia de los ángeles) (Cuestión 50) 5c524y

Hola a todos los amigos de Filosofía Puntes. Estamos con un apunte de santo Tomás de Aquino, la Suma Teológica, parte primera, Cuestión 50, la Cuestión 50 sobre la sustancia de los ángeles. Porque después de hablar de aquellas cuestiones relativas a la causa del mal, a la diversificación de las cosas en especial y en general, nos toca hablar entonces de la sustancia de los ángeles. En primer lugar, lo referente a la criatura puramente espiritual y que en la Escritura Sagrada es llamada así, de ese modo, ángel. Segundo, lo referente a la criatura puramente corporal.

Tercero, lo referente a la criatura compuesta a partir de lo corporal y de lo espiritual, que es el hombre. Pero bueno, hay que hablar de los ángeles, hay que tratar de su sustancia. ¿Qué es el ángel? ¿Es completamente incorpóreo? ¿Está compuesto de materia y forma? Etcétera. Hoy vamos a resolver todas aquellas dudas que se tienen con respecto a estos seres por parte de santo Tomás de Aquino. Así que sin más dilación, vamos allá. Bueno, vamos con el artículo primero entonces. ¿Qué es el ángel? ¿Es o no es completamente incorpóreo? ¿El ángel es o no es completamente incorporeo? Hay objeciones por las que parece que el ángel no es completamente incorpóreo.

En primer lugar, aquello que es incorpóreo solamente es en lo que se refiere a nosotros, pero no es lo que se refiere a Dios. No es totalmente incorpóreo, pero el Damasceno en el libro segundo dice que el ángel en lo que se refiere a nosotros es llamado incorporio e inmaterial, pero en su relación con Dios encontramos que es corpóreo y material, por lo tanto no es completamente incorpóreo. En segundo lugar, como se demuestra en el Cuarto Libro de la Física de Aristóteles, sólo el cuerpo se mueve, pero el Damaceno dice que el ángel es una sustancia intelectual siempre en movimiento, por lo tanto es una sustancia corpórea.

En tercer lugar, Ambrosio, en el libro de Espíritus Santo, dice toda criatura está circunscrita por los invariables límites de su naturaleza. Estar circunscrito es propio de los cuerpos, por lo tanto toda criatura es corpórea, según Ambrosio, pero los ángeles son criaturas de Dios, como resulta claro en el Salmo 148, 2, que dice, alabada al Señor todos sus ángeles. Cierre de cita. Y después añade, porque Él lo dijo y fueron hechos, Él lo mandó y fueron creados.

De ahí entonces los ángeles son corpóreos.

Estas son las objeciones entonces que nos dicen que los ángeles no son completamente incorpóreos. ¿Y qué dice Tomás de Aquino contra estas objeciones? Que está lo que se dice en el Salmo 103, 4, el que hace a sus ángeles espíritus.

Vamos ahora al argumento pormenorizado de Santo Tomás de Aquino, que dice, es necesario itir la existencia de algunas criaturas incorpóreas. Lo que sobre todo se propone Dios en las criaturas es el bien, que consiste en parecerse a Dios, pero la perfecta semejanza del efecto con la causa es tal cuando el efecto la imitan aquello por lo que la causa produce su efecto, como el calor produce lo caliente.

Pero Dios produce a la criatura por su entendimiento y su voluntad, como quedó demostrado anteriormente en la cuestión 14, artículo 8, y en la cuestión 19, artículo 4. Por lo tanto, para la perfección del universo se requiere que hay algunas criaturas intelectuales, pero entender no puede ser acto del cuerpo ni de ninguna facultad corpórea, porque todo el cuerpo está sometido a la aquí y a la ahora.

Por lo tanto, para que el universo sea perfecto es necesaria que exista alguna criatura incorpórea. Los antiguos, que ignoraban la existencia de la capacidad intelectual y que no distinguían entre el entendimiento y el sentido, estimaron que en el mundo no existe más que lo que es percibido por el sentido y por la imaginación, y como en el campo de la imaginación no cabe más que el cuerpo, estimaron que no había más ser que el cuerpo, como dice Aristóteles en el cuarto libro de la física. De aquí surgió el error de los saduceos, quienes decían que no había espíritu, como lo dice el Hechos 23.8, pero sólo por el hecho de que el entendimiento es superior al sentido, se demuestra razonablemente la existencia de algunas realidades incorpóreas, comprensibles sólo por el entendimiento.