
SIN PALOS EN LAS RUEDAS: "Enigmas del Cerebro, Terapia CAR T, Ocolomeeting." 4t6lk
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Hablamos del Cerebro, el a la memoria y cómo afecta a la discapacidad con Manuel Martín Loeches, Neurocientífico y Catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Seguimos con la Terapia "CAR T" coin Carlos Panizo Santos, Jefe de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de Donostia. Finalizamos con la aplicación "Oncolomeeting" que nos comenta la Actriz y "superviviente" Cristina Medina y Sandra Parrilla, directora de Comunicación de la Fundación Iberus. 734r3y
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
En Radio Jabato, sin palos en las ruedas, dirigido por Javier Font, gracias a Fundación 360 para la Autonomía Personal y Fama Cocenfe, Madrid.
Muy buenas, ¿qué tal? Ya estamos por aquí, nada, ya estamos en los micrófonos para contarles, contaros cosas muy interesantes como siempre hacemos.
Y hoy, digamos que vamos a hablar de algo muy curioso, que son los enigmas del cerebro y el a la memoria, algo muy peculiar, la verdad, muy interesante, escuchen y vean.
Dicen que al ver, el cerebro humano es objeto más complejo del universo conocido, un órgano que apenas pesa kilo y medio y que, sin embargo, contiene más conexiones neuronales que estrellas hay en una galaxia. No sé quién lo ha contado, pero esto lo dicen.
Ahí, en ese enredo fascinante de sinapsis, dendritas y axones, se encuentra algo tan esencial como, esquivo, la memoria.
La memoria, que es esa capacidad que nos permite reconocernos, narrarnos, aprender, imaginar, amar, temer, todo lo que somos, nuestra identidad, nuestras emociones, incluso nuestras decisiones, pasa por el tamiz de la memoria. Pero, ¿qué es realmente la memoria? ¿Cómo se almacena un recuerdo? ¿Por qué algunos episodios de nuestra vida permanecen nítidos como una fotografía, mientras que otros se desvanecen como tinta en el agua? Los científicos han logrado grandes avances en el estudio del cerebro, pero aún queda mucho por descifrar. Sabemos, por ejemplo, que la memoria no está ubicada en un único lugar, sino que se construye mediante una red distribuida en distintas zonas, el hipocampo, la corteza prefrontal, la amígdala, cada una desempeñando un papel clave según el tipo de recuerdo y su carga emocional.
Y, sin embargo, aún no entendemos del todo cómo accedemos a esos recuerdos. Hay momentos en los que una melodía, un aroma, una palabra, pueden abrir la puerta de recuerdos que creíamos muy olvidados. Y hay otros en los que, por más que lo intentemos, no logramos traer a la conciencia alguno que necesitamos recordar, un nombre, una fecha, una vivencia, que determinará cuándo y cómo recordamos.
Me río porque muchas cosas a algunos no les gustaría acordarse, pero esto ocurre. Aquí es donde entra uno de los grandes misterios, la selectividad de la memoria. No lo recordamos todo, y en muchos casos eso es una bendición. La memoria olvida, sí, pero también reconstruye.
No es un archivo estático, sino un proceso dinámico. Cada vez que evocamos un recuerdo, lo modificamos, lo reescribimos de alguna forma, influido por nuestro estado emocional, por el contexto actual o por recuerdos similares. Esto nos lleva a otro enigma.
¿Hasta qué punto son fiables nuestros recuerdos? Diversos experimentos han demostrado que la memoria es vulnerable a la sugestión.
Podemos llegar a recordar cosas que nunca ocurrieron, o reconstruir episodios mezclando realidad y fantasía.
Y lo que hacemos con la absoluta convicción es que la memoria no es una grabadora, es más bien un narrador, y como todo narrador, a veces improvisa.
En el terror de la neurociencia se investiga si algún día podremos acceder voluntariamente a todos nuestros recuerdos, o incluso borrarlos.
¿Qué pasaría si pudiéramos eliminar un recuerdo traumático? ¿Qué precio pagaríamos por esa intervención? La ciencia ficción lleva tiempo especulando con estas posibilidades. Hoy hay tecnologías como la estimulación cerebral profunda o la inteligencia artificial aplicada a la neuroimagen que están empezando a abrir puertas que hace años solo podíamos imaginar.
Pero tal vez lo más fascinante sea cómo el a la memoria puede cambiar nuestra forma de estar en el mundo.
Recuperar un recuerdo puede reconectar afectos, resignificar relaciones, sanar heridas.
Del mismo modo, no poder recordar puede ser una experiencia profundamente desestabilizadora, como ocurre por ejemplo en enfermedades como el Alzheimer, donde la memoria se va deshaciendo como un ovillo.
Y sin embargo, aún en esos casos hay algo que permanece, porque la memoria no está solo en los hechos que recordamos, sino también en los gestos, en las emociones, en los vínculos que construimos con los otros.
A veces una caricia, una voz familiar, un objeto, despiertan una reacción que no pasa por las palabras, pero que nos dice eso de aquí hay memoria. Tal vez ahí resida uno de los mayores enigmas del cerebro, que no solo recuerda lo que pasó, sino también lo que sentimos, lo que soñamos, lo que imaginamos que podría haber sido y no fue.
Acceder a la memoria, entonces, no es solo mirar hacia atrás, sino también comprender quiénes somos y cómo seguimos construyéndonos cada día.
Y miren, en el ámbito de la discapacidad, que es el cáncer,
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