Misterio 51 Crímenes que cruzan el Velo, Tsunamis, Exorcismo Viral o Ficción T8X35. 3q1e48

Buenos días, buenas tardes y muy buenas noches como es de rigor. Bienvenidos a Misterio51 Podcast.

Hola de nuevo entusiastas, ¿cómo estáis?, ¿cómo ha ido vuestra semana? Hoy vamos a arrancar con un tema que nos persigue desde que somos capaces de hablar. Pero quiero aprovechar para daros las gracias por vuestros mensajes en iVoox. Ya de paso os invito a suscribiros a aquellos que nos escucháis a través de emisoras amigas, de otro tipo de plataformas, a pasaros a iVoox, suscribiros, oye, dejarnos un mensajito, darnos ideas, lo que más os plazca. Y una vez dicho esto, agradecidos siempre, pues hablemos del increíble viaje que hace la información desde su origen hasta tu pantalla, o tus orejas, como más te guste.

Es un trayecto repleto de giros, exageraciones y vericuetos que convierten una simple anécdota o noticia en una leyenda urbana con decenas de variantes. Y es que esto es muy triste, pero sucede habitualmente, y si ya de por sí los medios son como son, pues imaginaos lo del teléfono roto, ese boca a boca, ¿verdad? Olvídense de aquel juego infantil del que os hablo, el teléfono roto, donde un me asustó un gato se transformaba en un dragón vomitó fuego. Aquí lo que tenemos es el whatsapp roto o el tweet descarrilado, donde lo que originalmente fue un hecho documentado puede acabar convertido en una versión tan distorsionada que ni siquiera el propio protagonista es capaz de reconocer.

Y lo vamos a hacer en varias etapas, porque la primera sería, por ejemplo, vamos a ver, me lo invento sobre la marcha, un título. ¿El origen de un rumor? ¿Cómo nace un susurro? Y es que para comprender este fenómeno, primero paremos la mirada en un caso histórico real, que ilustra muy bien el origen de la chispa. Retrocedamos a 1938, a la noche del 30 de octubre.

Orson Welles y la Mercury emitieron un programa de radio adaptando la guerra de los mundos de H. G. Wells. ¿Recordáis, verdad? Lo que tendría que haber sido una de esas audiciones literarias, pues una más, quedó grabado en la memoria colectiva porque centenares de oyentes interpretaron la ficción como un noticiario real. Sirenas en Nueva Jersey, extraterrestres invadiendo. Sí, parece increíble, pero fue cierto, hubo un pánico terrible en algunas zonas.

Gente saliendo a la calle buscando refugio y hasta se reportaron autos abandonados en autopistas, cuando los conductores creyeron que la invasión era inminente. Y aunque las estimaciones actuales hablan de un pánico localizado, según estudios recientes, quizás fueron unas pocas decenas los que realmente corrieron a defenderse. Y es que el efecto boca a boca amplificó esa falsa alarma durante días. Los periódicos al día siguiente reventaron portadas criticando a Wells.

Algunos oyentes presentaron demandas. Y quedó asentada una máxima. Un medio, en este caso la radio, puede ser un arma de destrucción masiva contra la cordura pública si no señaliza claramente la diferencia entre realidad y ficción. Y claro está, si esto, esta máxima, la aplicamos hoy día, vaya desastre, vaya gallardas mentales que se hacen algunos y si lo metemos ya con los medios de comunicación asociados a la corrupción.